lunes, 10 de mayo de 2010

Se que el año pasado por estas fechas también vivía con muchas cosas que hacer, con muchas. Se que el tiempo también andaba casi siempre nublado, pero creo que era de otro tipo. Andaba tan liada que dejaba de pensar mientras me iba a la plaza, a ver que me contaban. A respirar joder.
Estos días se han amontonado en meses y meses, y no paran de repetirse una y otra vez los mismos días. Alguno explota de vez en cuando, porque ya no resiste más. No se ni donde quedan los restos de la explosión, a lo mejor en la ducha. O qué se yo.
Y ahora igual, creo que no son tantas cosas las que tengo que hacer, pero se hacen enormes y a la vez insignificantes. Y han conseguido que me pesen las piernas, que fume restos, que la calle queda lejos, que no se qué mierda pasa.
Vamos a escaparnos a aquel lugar, a hacer que todo pase, o que pase elegantemente, pero no así. Que pase con frutos secos y naranjas. Con olor a lactovit, como ahora. Con volteretas y sensaciones de frío en los pies del agua del mar. Que pase y nos deje restos de cerveza y el muslo tatuado de una guerra que se veía venir, se veía pasar, elegantemente.

No hay comentarios: