sábado, 26 de junio de 2010

"Solo viviendo absurdamente se podría romper alguna vez este absurdo infinito" (uno de tantos orgasmos de Rayuela). Cuando lo leí me acordé de que Josep me dijo que ya había tenido demasiados días normales.

Empieza todo. Aquí es donde entramos en la segunda parte de cómo se desarrolla la historia. Que se cruza con otras muchas historias en un sitio que le llaman las moreras. Se enlazan y todo va bien.

Es hora de llenar(lo)

domingo, 20 de junio de 2010

Quedan diez horas para que empiece un viaje que en principio sólo será de siete.
Empieza antes de lo esperado. Y sin embargo, ha empezado.

Elnorteyyo vamos a hacer maravillas!

miércoles, 16 de junio de 2010

N
Saber que al menos hay veintinueve maneras diferentes de decir lo que deseas y no acertar. Deambular mientras piensas como decirlo, trabarse. Sonreir al cambiar una misma palabra de la frase hasta que das con la acertada, o no llegar a hacerlo y sustituirla por una carcajada. Tengo ganas de eso. De vagar con palabrerio que no llega a ningun sitio, o directamente se funde por la espalda.
He salido esta noche al patio a fumar. He ojeado una revista en la que he leido:

¿Dónde está el placer de la espera? La pasión por lo instantaneo...
Aquel que no quiere perder más de siete minutos en conocer a alquien tardará ese mismo tiempo en desencantarse cuando se adentre en la complejidad del otro.

Espero una llamada de otra forma, he dejado a un lado el tiempo que está tardando en llamar, en las ganas por escucharlo. Ahora seguro que acaba de ducharse, huele bien, sobre todo su pelo. A lo mejor se afeita. Está contento porque ha tocado la bateria, y en la ducha ha tarareado las canciones. Se ha fumado un cigarro mientras prepara algo para cenar. Está cenando, y se liará otro cigarro para llamar.
Me he dado cuenta de que el ciruelo está enorme, que me tiemblan las manos mientras escribo, mientras Madrid queda lejos, tanto como eso. No se bien definir eso. Es de algún color oscuro y salpicado de algo. Tampoco se bien como definir algo.

Creo que eso y algo se confunden con esperar a que pare esta arritmia.

LLegó con acabar todo lo que querías estudiar, con hacerlo lo mejor posible. Con ser lo que todos esperan que seas atendiendo a las necesidades de cada uno, y después de todo aceptar que se equivocan, que se quedan en lo superficial, miran si tienes las uñas pintadas, si no ves los partidos de futbol, te identifican con una furgoneta sucia como tu mundo ideal, si tienes los dientes grandes, o el pelo como las de las meninas. Si prefieres estar sola, si fumas tabaco de liar, si casi la hago llorar por teléfono. Si no paso suficiente tiempo con ella. Si no dedico todo mi tiempo a ver cómo debo ser. Y aún así no está bien.

No consigo aprobar, porque hoy casi la hago llorar.

Se que algún día me mirarán y pensarán que estoy casi como el ciruelo, y ni si quiera se han dado cuenta de lo que me faltó mientras iba y venía en autobuses cargados de cosas. Tampoco se bien definir esas cosas.

Y nos miraremos, esforzádose en entenderlo.