miércoles, 16 de junio de 2010
Saber que al menos hay veintinueve maneras diferentes de decir lo que deseas y no acertar. Deambular mientras piensas como decirlo, trabarse. Sonreir al cambiar una misma palabra de la frase hasta que das con la acertada, o no llegar a hacerlo y sustituirla por una carcajada. Tengo ganas de eso. De vagar con palabrerio que no llega a ningun sitio, o directamente se funde por la espalda.
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