lunes, 8 de junio de 2009

Il piccolo principe era triste…a volte, ogni tanto, ma era triste. Sempre cosi. Alla mattina pensava che tutto quello che aveva fatto il giorno scorso era svagliato, pensava, dormiva poco, diceva male… che ne so.
Prendeva il caffe.
Il fatto triste è che non rideva, un peccato, perche le volte che l´ho visto ridere era cosi bello.
Gli racconatava una fabola, solo le tre prime parole, poi era lui chi mi diceva che le sue fabole erano sempre cative, penso che per questo non poteva dormire da solo, però non voleva finire la fabola per lasciarme dormire tranquila.
Anche da sola.
Adesso sto pensando in quella fabola che un giorno mi hai raccontato e io mentre dormivo. Forse era triste. Voglio finire la fabola… con voce bassa, però con una voce mentre dormo.

(El pequeño principe era triste…a veces, cada tanto, pero estaba triste. Siempre así. Por la mañana pensaba que se había equivocado en todo lo que hizo el día anterior, pensaba, dormía poco, decía que mal, no lo se.
Tomaba un café.
Lo peor es que no reía, un pecado, porque las veces que lo he visto reír era perfecto.
Le contaba un cuento, solo las tres primeras palabras, luego era él quien me decía que sus cuentos eran siempre malos, creo que por esto no podía dormir solo, pero no quería terminar de contar el cuento para dejarme dormir tranquila.
También sola.
Ahora estoy pensando en un cuanto que un día me contó mientras yo dormía. Quizás era triste. Quiero terminar el cuento…con voz baja, pero con una voz mientras duermo
).

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