lunes, 9 de febrero de 2009

Anoche había luna llena, hoy por fin después de un mes sale el sol, y ayuda. Ayuda también el señor que se echaba un cigarro en la puerta de mi casa, y que después de un saludo sonriente y preguntarme de donde soy, me ha deseado mucha felicidad. Una vez leí que las personas que se cruzan contigo pueden no aportarte nada, o que tras su breve paso, te hagan sonreir.
Y tener un balcón en días absurdos y soleados donde poder sentarte, para fumar, para escribir, para leer, para echar de menos y para calmar en pellizco nervioso del estómago, también ayuda.

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