jueves, 19 de febrero de 2009

Y cada vez los problemas son menos, en verdad, puede que solo existan las huellas de los problemas, que se borran con un trapito, pero aún está en el cajón, desaparecerán, cuando yo quiera, ahora si puedo elegir cuando quiero quitarlos.

Y es que no hace falta más que una llamada de teléfono, dos voces tranquilas, cansadas, a miles de kilómetros, una sensación de felicidad ridícula, escuchar que lo primero es buscar mi felicidad, sin prisas, no tengas prisa hija, no hay que tener prisa en nada de este mundo, porque todo llega, y este es tu momento.

Este es mi momento, todo lo que me rodea, y todo lo que me empapa,
y mis padres son cojonudos, no, no son cojonudos, mis padres son la ostia...

Ay que feliz!

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