lunes, 4 de mayo de 2009

Anoche tenía un montón de historias en la cabeza, que hablaban del romanticismo, de su pérdida, de su función para hacer creer que nos inventamos, y darse cuenta de que ya está todo inventado. No hay nada de nuevo. No hicimos nada nuevo. Pero si existe la confianza en que nos seguiremos creando, creándonos apoyados en una intención -movidos por una inquietud- y que algún día hablará de que se sustenta en una necesidad, de un hecho, o un conjunto, o el momento previo a un hecho... no hablarán de personas, hablarán de momentos que mueven los hechos. Hemos matado el romanticismo.

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