lunes, 26 de enero de 2009

Techos abuhardillados, con una terraza para poder salir por las mañanas y tomar café, una estantería llena de libros, y paredes con cuadros y vigas con fotos. Recuerdos pequeños en sitios pequeños, olor a madera, olor a Italia. Una cocina grande, con una ventana llena de macetas, amarillas y azules. Lleno de veranos, descalza, con ropa tendida, y saludos de buongiorno a las señoras vecinas que cocinan pasta y el patio huele a pasta. Música calabresa, bailar en pijama, salir a la terraza con el café, con el zumo, y con el buongiorno. Sábados de lluvia en camas que ya no son tediosamente grandes, aunque sí muy grandes, enfrente de la ventana para ver las gotas resbalar por el cristal. O nieve. O tormentas. O tormentas de verano. Y tierra mojada y duchas con mamparas llenas de vaho. Y tarros grandes con pinceles grandes, o pinceles en el pelo, o mi pelo en tu espalda, o tu espalda de horizonte. Cámara de fotos y rebelado casero.

Aunque lo tuviera no me lo podría llevar en la maleta,


Voy a tener q volver

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