miércoles, 11 de marzo de 2009

Anoche de vuelta a casa tenía la sensación de que me habían dado un pack de vida nueva, andaba en otra dirección, con pasos descoordinados. Mi habitación nueva. Demasiado grande y vacía, vacío. Volver a cargarlo de historias nunca viene mal, igual que todas las calles que ahora son mías, y que hace solo unos meses no sabía en cual de ellas se escondían los besos, las mejores risas, los abrazos eternos, las monumentales borracheras o las jodidas despedidas. Ahora sí, y lo mejor de todo es que aún me queda por descubrir. Pues lo mismo, estoy deseando que mi habitación empiece a decorarse con todas esas cosas, mientras espero en la cocina.

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