viernes, 6 de marzo de 2009

No se si en el momento en el que perdí a un lector, gané a un amigo. Quizás no leyó mi despedida, cuando prometí que no lloraría por una despedida triste, simplemente tenía que acabar. Ahora es distinto, ahora vuelve a Madrid y sigue sin saber que en su momento me despedí, porque no quería perderlo.
Busca en la cocina dos olores que al juntarlos huelen a tí.
La despedida fue distinta, fue como tenía que ser.
Ojalá un día lo leas, porque ya no hay nada que perder, ni que ganar, solo algo que mantener.
Va a ser duro pequeño, echaré de menos tus ¡que pasa artista!...

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