domingo, 30 de noviembre de 2008

Y voy por camino de ronda, y miro a ver si hay una bici en un rincón, abro una puerta que pesa mucho, llamo al ascensor, con suerte no hay que esperar, me cruzo con la señora que pasea al perro, o con el vecino de enfrente raro, o con los vecinos que nos odian. Numero 8. Abro la puerta de casa, huelo a encaústica, sara pinta, ando por un largo pasillo lleno de cuadros. LLamo a tu puerta. Me sonríes. Se mezcla tu música con la de cesar y con el olor a incienso. Encar nos escucha, viene. César nos escucha, asoma la cabeza entre el humo. Fiesta temática? cuando?. Cuando me doy cuenta estamos en el salón, hablamos de distancias como el que pide pan. César se toca el bigote, álex viene, nos contagia su sonrisa. Cuando nos damos cuenta estamos en la cocina, huele a pizza. Y césar y yo haciámos trampa para quedarnos con los trozos grandes.

Y voy por via bufalo, paso por debajo de un arco, nunca hay bicicletas en la puerta. Subo cincuenta y siete escalones. Abro la puerta, huele a gas, a veces a café, no a encaústica. Ando por un pasillo inventado, un pasillo naranja. LLamo a su puerta, está en el suelo escribiendo. Sonrío. Planes para esta noche? a donde? Cuando me quiero dar cuenta te -os- estoy echando de menos, y es curioso como en el sitio donde hay más pizza por metro cuadrado, me acuerdo de la que hacíamos en casa.

No hay comentarios: